lunes, mayo 11, 2015

Me gusta el olor a tierra mojada y a café recién hecho.
Odio el olor a sudor. Quizá son cosas sin importancia, pero tenía que decirlo. 

Tiene gracia que abra mi entrada con datos así, porque son los olores que más me rodean últimamente. Recientemente (de unos meses hacia hoy, de hecho), me he sentido con ganas de escribir algo como lo que antes escribía en este blog, pero no me inspiro. No es falta de interés, no es que no me pasen cosas interesantes o que no quiera hacerlo, pero vaya, creo que he dejado un poco atrás a esa persona que era hasta hace un par de años. La depresión, desgraciadamente, sigue ahí. Por ese mal, he hecho cosas impulsivamente que, aunque no las discutiré, quienes son allegados a mí, saben qué fueron, y aunque no me siento muy orgullosa en parte, supongo que de alguna manera eran necesarias para que me diera cuenta de que no estaba bien y que tenía que salir de ese agujero de algún modo.

Lo que no entiendo es cómo y por qué le di (y en ocasiones sigo dándole) tanto poder a una sola situación como para desarmarme así y hacerme pedazos; una situación con alguien que ya ni siquiera está conmigo. Supongo que ese es el asunto, y lo ha sido desde hace años: soltar. Y aunque ya solté, a veces la sombra regresa de algún modo. El por qué le permito volver no siempre es claro. ¿Masoquismo? ¿Debilidad? ¿Falta de carácter? Tal vez. Me queda claro que no es la idea de volver, pues en el momento clave (siempre hay uno de esos) me di cuenta de lo diferentes que éramos. Y años después, en la cita para "cerrar" fue aún más evidente, cuando ventiló sin tapujos su infidelidad, y al ver una sortija en mi mano preguntó si mi relación era seria... 

Hablaré de algo más animado.
Tengo dos cuyos. Uno de ellos tiene un año, el otro un par de meses. El más grande le dobla en tamaño y cuando les voy a dar de comer, se pone sobre el otro, asfixiándolo.
Qué buen ejemplo de lo que hace la vida con uno a veces, ¿no?



  Sé de antemano que nadie lee mis pensamientos, (sería presuntuoso pensar que solo vale la pena escribir estas lineas con el fin o la intención de que alguien las leyera). Quise escribirlas porque a pesar de los días malos, he pensado mucho y en realidad no está tan mal. Tengo un novio que me quiere y al que quiero, mi madre es la luz de mi vida, está conmigo y me apoya en lo que necesite. Y al final los pequeños placeres de esta vida tan caótica son los que la han hecho valiosa para mí, con errores y todo.

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bookends, or so.

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