miércoles, octubre 03, 2012

Blue Valentine (or sth.)

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos" - Julio Cortázar, en Rayuela.
Ha pasado casi un mes desde que mis aguas empezaron a agitarse, que dejé de estar sola y alguien tomó mi mano. Quizá parezca que he andado -o ando- a ciegas en el camino que decidí emprender, pero no quiero que vuelva a pasarme lo que hace poco más de dos años, o menos, o más... o ya ni sé, ni llevo la cuenta, creo que mi hermano se acuerda mejor que yo; no sé qué tan bueno o malo sea eso... y no, no malinterpreten: no es el miedo a la caída; sin embargo... ¿alguna vez vieron esa O-D-I-O-S-A serie noventera/cuasidosmil que se llamaba "Dawson's Creek? Ajá, esa donde salía una rubia exhuberante que más tarde bailaría tap al ritmo de Ryan-papacito Gosling y después se convertiría en Marilyn Monroe.

     Bueno, por ahí de la terce... cuar... bueno, cuando la serie ya no era "Dawson-Joey-Pacey", o sea, por ahí de la mitad que los personajes ya tenían una vida propia y todo dejaba de girar en torno a las vidas de la ex señora Cruise y del amigo de la Bitch del Apt. 23; Jen, quien huyó de NY y su conocida reputa-ción de... Arjonezcamente señalada ya, ser una re-puta, y que aparte se recontra odia y no puede perdonarse hasta quién sabe cuánto después porque a Dawson le vale. Es más, cuando anda con ella, no le importa lo que haya tenido allá en las tierras de la perdición, pero ella, en su azote recién desempacado, no puede dejarlo atrás y lo bota.

Volviendo a lo que me atañe... ella enamora sin querer al inocente Henry (que es interpretado por, nada menos que Michael Pitt, otro que más adelante se volvería un actor, digamos... bueno, ajá, ya saben).

El punto es que al principio ella no lo pela, como que le es indiferente, hasta se le hace BOBO, pero, PEEEEEEEEEEEEEEERO, como en serie romántica, al fin y al cabo, se la empieza a ganar, y entonces ella empieza a tener sus problemas de "¿ay, qué hago? Me gusta, pero es muy inocente para mí, yo soy muy mala para él porque vean de dónde vengo, lo voy a pervertir, blablabla, y tienen LA plática. Ella le cuenta TODO, pero todo lo que hizo, por delante, por detrás...

En fin, mi pseudo-análisis de este churro que estuve viendo con mi papá en las vacaciones de verano tiene que ver extrañamente con la belleza de Cortázar y con mi post de hoy porque... estoy así de asustada. No, no he sido tan re-p*ta, y digo tan, porque aceptémoslo, si han leído aquí, tengo cola que me pisen, pero temo abrirme. No planeo decir TODO porque eso me pondría en una posición vulnerable, pero... ¿y luego?


[...]


Con el atardecer, el amor despierta
      aunque sus sombras
           -que dependen
de la luz del sol-
      se adormecen y se apartan
           del deseo   .
Despierta así un amor
      sin sombras
           que ha de crecer
con la noche.
Surgido de la desesperación,
      inconcluso,
           el descenso
despierta a un nuevo mundo
           que es el reverso
de la desesperación.
-William Carlos Williams, fragmento de The Descent, traducido por Juan Antonio Montiel.


¿Cuándo se sabe que algo que uno siente es o no es?

Yo sé que ahora cuando no está, me hace falta. Y lo digo con honestidad:
Me hace falta ahorita, me hace falta en las noches que habla conmigo, cuando se despide, cuando cuelga el teléfono, después de hablar conmigo un ratito, cuando me pregunta cómo me fue, cuando dice que me extraña, cuando no me habla, cuando me acuerdo de lo que hemos hecho, aunque haya sido poco. 

No creo que sea dependencia. O pánico.

Y, ésto:



bookends, or so.

Ayer salí con mi ex. Otra vez. Como suelo hacer desde hace meses después de que me mandó al carajo en un cuarto de hotel. Pero algo cambi...